<b>Honduras: una de las guerras no declaradas menos contadas del mundo.</b><br/><br/>Honduras no es Irak, pero en algún momento, Alberto Arce —único corresponsal extranjero en Tegucigalpa de 2012 a 2014— lo vivió así.<br/>Honduras no es Irak, pero cada año mueren asesinadas 85 personas por cada 100.000 habitantes, una cifra que supera a la de Irak. Honduras vive una de las guerras no declaradas menos contadas del mundo. Una guerra laberíntica de todos contra todos: el narco, que transporta a través del país el 90% de la cocaína colombiana y venezolana que llega a Estados Unidos; los pandilleros convertidos en soldados del narco y en extorsionadores; una policía sin medios que, en vez de detener criminales, prefiere ejecutarlos; un ejército cuyos cuerpos de élite armados y asesorados por Estados Unidos asesinan a adolescentes que viajan en moto a casa de su novia; una clase política corrupta; una prensa que justifica los crímenes de los escuadrones de la muerte; un sistema judicial sin medios, amenazado por pandilleros, policía, ejército, clase política y prensa, que resuelve menos del 10% de los asesinatos. Y, en medio, una población que, a la mínima oportunidad, se va del país.<br/><br/><b>Honduras no es Irak, pero podría serlo si así decidiera contarse.</b><br/><br/>SOBRE EL AUTOR<br/><br/>Antes de asentarse (veremos cuánto le dura) en la redacción de Associated Press, en México DF, Alberto Arce (Gijón, 1976) se dedicó a viajar como freelance por Palestina, Irak, Afganistán, Irán o Libia. Ha escrito y hecho documentales, entre ellos, <i>To Shoot an elephant</i>, sobre el bloqueo de Gaza. Trabajó en Guatemala para Plaza Pública, y fue corresponsal de AP en Honduras de 2012 a 2014, cobertura por la que recibió algunos de los premios más importantes del periodismo estadounidense, como el Robert Spiers Benjamin del Overseas Press Club o la Batten Medal de la American Society of Newspapers. En Libros del K.O. ha publicado <i>Misrata Calling</i> y <i>Novato en nota roja (Cronista en Tegucigalpa)</i>. Esta última obra ha recibido buenas críticas en periódicos como <i>El País</i> o <i>El Norte</i>.