Claramente oscurec&iacute;a tras la ventana. La avenida m&aacute;s bella de la ciudad de M&eacute;xico se percib&iacute;a con tanta actividad que parec&iacute;a no pasar nada. La llamada interrumpi&oacute; la reuni&oacute;n&hellip;<br />&hellip; jam&aacute;s siquiera lo hubiera considerado como una posibilidad real.<br />-&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp; No estoy seguro de estarte entendiendo doctor<br />-&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp; Tu esposa tiene c&aacute;ncer, necesito verlos<br />&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp; Con calidez, inspiraci&oacute;n, claridad que se agradece, y una pluma privilegiada, la autora nos pone frente a frente con ese temible y fascinante adversario llamado C&Aacute;NCER. Nos lo muestra con toda su maldad y con toda su grandeza, en esa forma en la que solo quien ha dado la batalla en carne propia puede hacerlo.<br />&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp; Basta un instante para que todo cambie. La autora nos toma de la mano y sin soltarnos nos lleva a explorar no solo conocimiento m&eacute;dico e informaci&oacute;n t&eacute;cnica, sino las tonalidades y texturas que la vida puede plantear a partir de ese preciso segundo, cuando por m&aacute;s que se dese&eacute; no hay vuelta atr&aacute;s; cuando la vida de hace apenas unos minutos se encuentra ya a millones de a&ntilde;os luz en el pasado y solo resta seguir andando. Recorrer por esos caprichosos y desconocidos caminos que se mostraron implacables en ese indeseable instante en que aquello, simplemente, se volvi&oacute; a presentar.<br /><i>Alejandro M. Echevarr&iacute;a D&aacute;valos</i>