La desastrosa guerra de Marruecos, la Semana Tr&aacute;gica de Barcelona y la &laquo;conjunci&oacute;n republicano-socialista&raquo; (de la que Benito P&eacute;rez Gald&oacute;s y Pablo Iglesias eran copresidentes) constituyen el marco concreto en que surge &quot;El caballero encantado&quot; en 1909, producto de unas decisiones pol&iacute;ticas, sociales y est&eacute;ticas cada vez m&aacute;s alejadas de lo decimon&oacute;nico. Con esta novela, Gald&oacute;s rompi&oacute; de modo definitivo los esquemas tradicionales del viejo realismo y se adentra con firmeza en los &aacute;mbitos de la modernidad, anticip&aacute;ndose incluso a ciertos aspectos del Valle-Incl&aacute;n de &quot;Luces de bohemia&quot; o de lo real-maravilloso. Y ello con una capacidad cr&iacute;tica m&aacute;s aguda si cabe y con la esperanza en un futuro espa&ntilde;ol e hispanoamericano formado por &laquo;reinos descoronados&raquo; en que no habr&aacute; &laquo;tuyo ni m&iacute;o&raquo;.<br /><br />&quot;El caballero encantado&quot; relata la historia de un joven terrateniente madrile&ntilde;o que explota a sus colonos para poder pagarse sus juergas,hasta que de pronto surge un imprevisto, absolutamente fant&aacute;stico, mediante el cual vivir&aacute; en sus propias carnes la triste suerte de los campesinos a los que explota. Errando por la provincia de Soria, sufrir&aacute; de cerca la pobreza, la incultura, la persecuci&oacute;n, el hambre, aunque a la vez disfrutar&aacute; de la magia de la tierra castellana y hasta surgir&aacute; un gran amor.