Parte del secreto del buen envejecer radica en la juventud interior y en la actitud personal. Envejecer no es f&aacute;cil para todos. Es un proceso que comporta numerosas p&eacute;rdidas, pero tambi&eacute;n ganancias. Incluso, en el peor de los escenarios, la dependencia total, es posible descubrir una forma de crecer, de sublimarse y de sentirse bien. Se suele hablar de los factores que contribuyen a mantener la longevidad f&iacute;sica pero, &iquest;son suficientes? Los expertos sostienen que no bastan y revela algunas de las claves psicol&oacute;gicas fundamentales para envejecer bien y tener una vida longeva. Desde hace tiempo los cient&iacute;ficos tratan de entender qu&eacute; ocurre dentro del organismo cuando una persona cumple a&ntilde;os. Si se compara el ADN de un centenario y su bisnieto, no podr&iacute;an encontrarse indicios suficientes para distinguir qui&eacute;n es qui&eacute;n. Sin embargo, hay aspectos que cambian m&aacute;s all&aacute; del genoma, la epigen&eacute;tica, es decir, las influencias &laquo;escondidas&raquo; (no relacionadas con la herencia) que provocan que un gen se active o se apague, tiene una relaci&oacute;n directa con el envejecimiento. Adem&aacute;s, cuando un gen se aviva o debilita de manera err&oacute;nea se pueden desarrollar patolog&iacute;as. El hallazgo, revelan los cient&iacute;ficos, ofrece informaci&oacute;n importante sobre los procesos moleculares que influyen en el paso de los a&ntilde;os y aporta la posibilidad de, alg&uacute;n d&iacute;a, poder revertir este proceso.<br /><br />Desde hace a&ntilde;os, se cree que el ADN contiene toda la informaci&oacute;n gen&eacute;tica que cualquier persona hereda y que lo que un individuo haga a lo largo de su vida no se transmite a sus hijos. La epigen&eacute;tica, sin embargo, propone que hay un sistema de control que provoca que los genes se &laquo;enciendan&raquo; o se &laquo;apaguen&raquo;, es decir, que influye de manera directa en la gen&eacute;tica. A partir de este sistema, todas las experiencias ambientales de los individuos, como su nutrici&oacute;n o el estr&eacute;s, afectan a estos interruptores gen&eacute;ticos que s&iacute; que se pueden heredar. En otras palabras, el medio ambiente y las elecciones individuales pueden influir en el c&oacute;digo gen&eacute;tico de cada uno y en el de sus descendientes.<br />As&iacute;, la epigen&eacute;tica puede considerarse el interlocutor entre la gen&eacute;tica y el ambiente y es la responsable de las variaciones en la expresi&oacute;n escrita de los genes. Aunque estas modificaciones dependan de condiciones externas y puedan heredarse, la informaci&oacute;n gen&eacute;tica no var&iacute;a. Esto explica que, aunque dos personas sean exactamente iguales, como ocurre con los gemelos monocig&oacute;ticos, puedan tener diferentes enfermedades ya que, a pesar de tener la misma informaci&oacute;n gen&eacute;tica, su organismo responde de forma diferente ante los factores ambientales externos.<br />La epigen&eacute;tica influye en el proceso de envejecimiento, durante los primeros a&ntilde;os de vida hay un control muy destacado de los genes. No obstante, al final de la vida, el epigenoma se distorsiona.<br />Por tanto, a lo largo de los a&ntilde;os se pierden numerosos interruptores clave en la regulaci&oacute;n de los genes, tanto para desactivar procesos peligrosos como para activar barreras que protegen del desarrollo de patolog&iacute;as. Adem&aacute;s, el envejecimiento molecular ha resultado ser m&aacute;s destacado en ciertas regiones del organismo, como en aquellas que participan en la respuesta inmunol&oacute;gica, la obesidad y el metabolismo o las v&iacute;as implicadas en la regulaci&oacute;n del c&aacute;ncer, la epigen&eacute;tica juega un papel crucial en el envejecimiento, ya que estos cambios entre diferentes edades afectan a una gran cantidad de genes.<br /><br /><br />&nbsp;