En noviembre de 1989, el mayor Paredes, segundo hombre de la inteligencia cubana en Praga, decide pasar informaci&oacute;n altamente secreta a la CIA, en medio de la debacle de los reg&iacute;menes comunistas de la Europa del Este. En Washington, su traici&oacute;n provoca dudas y escepticismo, a pesar que Javier Puig, el esp&iacute;a cubano-americano que sirvi&oacute; de enlace con Paredes y viejo amigo de &eacute;ste, trata de convencer a Langley de que no se trata de una provocaci&oacute;n o infiltraci&oacute;n cubana, sino de la decisi&oacute;n de un hombre valiente que, poniendo en juego su propia vida, trata de ayudar a la ca&iacute;da del r&eacute;gimen de Fidel Castro<br />Despu&eacute;s de la publicaci&oacute;n de esta excelente novela, ya no podr&aacute; decirse que el g&eacute;nero de espionaje no tiene una verdadera tradici&oacute;n literaria en lengua castellana. La tiene; acaba de nacer. Y es de origen cubano.<br />Manuel C. D&iacute;az El Nuevo Herald<br />El t&oacute;pico de que una novela, como una banda de forajidos, debe &quot;atrapar al lector&quot;, se convierte en signo determinante de la calidad en las novelas de espionaje. El traidor de Praga logra este m&eacute;rito desde sus primeros cortes argumentales. Leerla es buscar tiempo para no soltarla.<br />Jos&eacute; Prats Sariol y Emil Volek - Diario de Cuba<br />Un libro intenso que nos puede dejar perplejos y pregunt&aacute;ndonos cu&aacute;nto puede haber de cierto o al menos potencialmente posible en esta excelente novela.<br />Luis de la Paz - La Revista