Como principio, el sexo no es complicado.  Te calientas, coges, terminas.  Es tan sencillo, de hecho, que todos los animales (incluidos los humanos) nacieron con el instinto del deseo por el sexo y el conocimiento innato de cómo hacerlo.  Aun si nadie hubiera tenido "esa plática" contigo y por alguna trampa del destino nunca hubieras tenido acceso a la pornografía, tú sabrías cómo arreglártelas para tener una fructífera y fértil vida.
Sin embargo, no quiere decir que seas bueno en eso.  Hay amantes en diferentes niveles de competencia, incluido tú. Y como en cualquier cosa, cuando apenas comienzas en algo, eres pésimo.  Así que prepárate para ser un amantillo de mierda por un buen rato.
Afortunadamente para ti, el sexo no es un deporte, así que no lo conviertas en tal.  No hay trofeo qué ganar y muchas veces no se trata de cuántas veces te vengas, de hacer que alguien termine, de cuántas parejas tengas o nada de eso.  No hay competencia, no hay nada qué ganar, no hay oro al final del arcoíris.
Entonces, ¿para qué tomarse la molestia?  Bueno, primero que nada, porque te hace sentir bien contigo mismo.  Los buenos amantes tienen mejor sexo, así que aunque sea por puro egoísmo, deberías dedicar buen tiempo al auto-mejoramiento.