Puede definirse como pr&aacute;cticas antisociales basadas en el acoso y abuso<br />para forzar que alguien se vaya de su casa, independientemente de que<br />&eacute;sta sea propia o arrendada. La picaresca y artima&ntilde;as son variadas: desde<br />inducir la entrada de okupas en el edificio o de vecinos perturbadores, a la<br />negativa del arrendador de cobrar la renta, pasando por la falta de higiene<br />y de mantenimiento de la vivienda o del edificio, con cortes en los<br />suministros b&aacute;sicos de agua y luz. El objetivo no es otro que desahuciar al<br />arrendatario bajo una falsa apariencia de legalidad, convencerle para que<br />&eacute;l mismo abandone la vivienda o minar su paciencia e integridad moral,<br />pr&aacute;cticas todas ellas que constituyen fraude y delito.<br />Se trata de un fen&oacute;meno social muy reciente que a&uacute;n no ha sido muy<br />estudiado por la doctrina pero que, lentamente, va apareciendo en nuestra<br />legislaci&oacute;n y jurisprudencia con distintas denominaciones: hostigamiento,<br />asedio, acoso o mobbing inmobiliario (algunos autores mantienen el<br />anglicismo blockbusting).