Todos ellos se ponen detrás de una línea: es una interrupción del camino, una brecha hecha intencionalmente con piedras, una señal puesta ahí debido a quién sabe qué, pero, de todos modos, dibuja un límite. Todos permanecen detrás de el, lado a lado, listos para cruzar tan pronto como el compañero comience a correr. Es un juego cada vez más raramente visto entre niños, al aire libre.<br/>Este indica un espacio dentro del cual debes permanecer, de cerca, de manera parecida, respetuosamente y entonces, tan pronto como ellos pasan más allá, todo se vuelve nuevo y libre.<br/>Bueno, en mi caso, eso fue lo que pasó, había una línea verdadera, un momento preciso que provocó el inicio de lo que ya estaba ahí, pero aún así fallé en reconocerlo y señalarlo: un padre joven que llega a una cita conmigo y me dice que ha atropellado a su hijo de 3 años con el auto en el jardín de su casa. El niño se estaba acercando a él por la parte trasera del carro, lleno de entusiasmo, corriendo para decir adiós a su papá antes de que se fuera, pero él tenía prisa, tenía una mano en el celular y la otra en el volante, su esposa en el balcón esperando por un adiós, el impulso para irse para no llegar tarde.<br/>La cita no era en la oficina, sino en un cuarto de hotel, la que estaba al teléfono era su amante, ella había llamado temprano, demasiado temprano a pesar de lo acordado. Y, mientras tenía que fingir la conversación, decirle adiós a su esposa y salir de aquella situación, la tragedia ocurre. Cuando nos encontramos se quera sin palabras, no tiene ninguna. Simplemente no las puede encontrar.<br/>¿No hay ninguna? – preguntoTengo millones de ellas. Soy un representante de ventas y las palabras son mi instrumento de trabajo, es lo que hago para vivir. Pero una, solo una palabra que pueda explicar como me siento en este momento... Eso no lo puedo encontrar. Solo una palabra sería suficiente para mi - añadió después de un largo m