<b>PRESENTACI&Oacute;N</b><br /><i>Rub&eacute;n Cede&ntilde;o.<br />Buenos Aires, 10 de abril de 2003.</i><br />No todo hijo tiene la oportunidad ni el privilegio de presentar las memorias de su madre. Pues Dios me ha dado esta exenci&oacute;n especial para hacerlo, al ofrecer estas notas biogr&aacute;ficas&nbsp;<i>&ldquo;EN EL RINC&Oacute;N DEL VALLE&rdquo;&nbsp;</i>&nbsp;de Norita, como cari&ntilde;osamente le digo a mi mam&aacute;. Aunque me he dedicado a escribir, y ella ahora publica esta autobiograf&iacute;a, ninguno de los dos hemos recibido una educaci&oacute;n acad&eacute;mica para ejercer estas lides del dif&iacute;cil arte de las letras, si bien desde peque&ntilde;os, en nuestro hogar, nos cultivaron el cuidado por el uso de un buen castellano, y esto ha sido la &uacute;nica base que hemos tenido para expresar nuestras ideas por escrito.&nbsp;<br /><br />Estas memorias son de f&aacute;cil y amena lectura, que todo el que las tome en sus manos las disfrutar&aacute;, sobre todo los cap&iacute;tulos que narran esas misteriosas vivencias durante intr&eacute;pidos viajes alrededor del mundo.<br /><br />No ser&iacute;a honesto ponerme a elogiar la obra de Norita, porque el sentimiento filial rebosar&iacute;a por encima de lo objetivo; pero s&iacute; puedo decir, sin pecar de emotivo, que en estos escritos est&aacute; una parte muy hermosa de nuestras vidas en un pa&iacute;s latinoamericano que vivi&oacute; una &eacute;poca bell&iacute;sima donde no hab&iacute;a tanta tecnolog&iacute;a y se disfrutaban m&aacute;s intensamente muchas cosas, que hoy en d&iacute;a se pasan por alto. Sobre todo Norita tuvo la fortuna de vivir al lado de un hombre a quien hoy en d&iacute;a se le lleva una causa de santificaci&oacute;n, otros seres magn&iacute;ficos como su m&aacute;gica madrina Mim&iacute;a, y alguien que cambi&oacute; nuestras vidas, que fue Conny M&eacute;ndez.