A tenor de los principales informes sobre el esfuerzo fiscal que tienen que desarrollar los espa&ntilde;oles, ni son los ciudadanos europeos que m&aacute;s pagan ni tampoco los que menos. Est&aacute;n en una posici&oacute;n intermedia con respecto a los pa&iacute;ses de nuestro entorno, aunque es en las cargas sociales donde tienen que afrontar un mayor esfuerzo tributario. Seg&uacute;n los de la OCDE (Organizaci&oacute;n para la Cooperaci&oacute;n y el Desarrollo Econ&oacute;mico), Espa&ntilde;a se encuentra situada en una zona intermedia con una carga fiscal del 32,70%, algo m&aacute;s baja que la media comunitaria que est&aacute; establecida en el 34,2%. Desde este escenario, los espa&ntilde;oles pagan algo menos que sus vecinos. La presi&oacute;n fiscal es un reflejo del gasto del Estado, mientras que el esfuerzo mide los impuestos que paga el contribuyente con su salario. Es, por tanto, necesario saber en qu&eacute; consiste cada uno de los dos t&eacute;rminos, y su influencia sobre los contribuyentes a trav&eacute;s de una disminuci&oacute;n o incremento de los impuestos, la forma de calcularlo y su situaci&oacute;n en Espa&ntilde;a.<br /><br />Agencia Tributaria. De mayo a junio, asaltan las dudas fiscales y la inquietud por conocer c&oacute;mo act&uacute;a este organismo, de qu&eacute; modo puede perseguir al ahorrador y las posibles sanciones que impone. Ahora que Hacienda ronda las cabezas de numerosos contribuyentes porque hay que completar la Declaraci&oacute;n del IRPF, crece la preocupaci&oacute;n por conocer las consecuencias de incorrecciones, fallos u omisiones deliberadas en su presentaci&oacute;n. Las sanciones que aplica la Agencia Tributaria ante infracciones administrativas son de tres tipos: leves, graves o muy graves. Para calcular a cu&aacute;nto asciende la multa, hay que conocer cu&aacute;l es la base de la sanci&oacute;n, es decir, la cantidad que se ha defraudado:<ul> <li>Si es <b>inferior o igual a 3.000 euros</b>, la multa ser&aacute; leve.</li> <li>Si <b>lo supera</b>, se considerar&aacute; grave o muy grave, en funci&oacute;n de determinados agravantes.</li></ul><br /><br /><br />Cuando la Hacienda P&uacute;blica descubre una infracci&oacute;n tributaria que considera constitutiva de delito, remite el expediente al Ministerio Fiscal. Este &oacute;rgano pone en marcha unas diligencias de investigaci&oacute;n y puede adoptar tres decisiones:<ul> <li>Formular una <b>querella</b></li> <li><b>Archivar</b> el asunto</li> <li>Entender que <b>no hay delito pero s&iacute; infracci&oacute;n administrativa</b>. En este caso, el expediente se devuelve a Hacienda para que se ejecute por la v&iacute;a administrativa.</li></ul>Los para&iacute;sos fiscales, pa&iacute;ses donde se pagan impuestos muy bajos o nulos por mantener el dinero depositado en cuentas, est&aacute;n en el punto de mira de los gobiernos para combatir el fraude y el blanqueo de dinero. Estos territorios o estados donde a determinadas personas o entidades se les somete a una escasa o nula tributaci&oacute;n son conocidos sobre todo por la tendencia de empresas o grandes fortunas de acudir a ellos como forma de evasi&oacute;n fiscal. En concreto, se considera para&iacute;so fiscal a todo aquel territorio en el que no se aplique un impuesto id&eacute;ntico o an&aacute;logo al Impuesto sobre la Renta de las Personas F&iacute;sicas, al Impuesto sobre Sociedades o al Impuesto sobre la Renta de no Residentes, seg&uacute;n corresponda.<br />Junto a los para&iacute;sos, existen tambi&eacute;n los llamados territorios de baja tributaci&oacute;n, que poseen reg&iacute;menes fiscales preferenciales o de privilegio en los que la tributaci&oacute;n real y la opacidad fiscal es similar a la de los para&iacute;sos fiscales.<br />Todos ellos tienen unas caracter&iacute;sticas comunes que los hacen muy atractivos, como destinos de grandes fortunas.&nbsp;<br />&nbsp;