En el &aacute;mbito de su Galicia natal, po&eacute;ticamente recreada a trav&eacute;s de la alquimia del recuerdo, sit&uacute;a Valle-Incl&aacute;n &quot;Divinas palabras&quot;, su obra cumbre publicada en 1919.<br />Escrita con plena libertad creadora, aunando una querencia medieval con las corrientes vanguardistas de la &eacute;poca, sobrepasa los l&iacute;mites del drama para ofrecer un texto de lectura imaginativa, sensorial y profunda. Una sucesi&oacute;n de retablos, protagonizados por seres marginados, en los que la avaricia y la lujuria desencadenan la trama: la pugna entre Marica del Reino y Mari-Gaila por la posesi&oacute;n de un enano lisiado que arrastran por ferias y romer&iacute;as, y el adulterio de esta &uacute;ltima con un farandul trashumante.<br /><br />&quot;Divinas palabras&quot; supone la culminaci&oacute;n del ciclo m&iacute;tico, con una est&eacute;tica muy cercana a los esperpentos. La obra remite a situaciones de crueldad pero tratadas en tono de tragicomedia. Lo tr&aacute;gico y lo grotesco se a&uacute;nan en cuadros que remiten al Goya de los &laquo;disparates&raquo; y los &laquo;caprichos&raquo;, en una aut&eacute;ntica sinfon&iacute;a de colores interpretada por una galer&iacute;a de personajes s&oacute;rdidos y miserables. Est&aacute; habitada con im&aacute;genes ancestrales de muerte, de avaricia y lujuria&hellip; pero formalmente se sit&uacute;a en una vanguardia expresionista. Se trata de la obra m&aacute;s universal del autor gallego.