Frankenstein, Detective Privado es una historia extremadamente boba que transcurre en el apartmento 221B de la Calle Baker. O más bien al lado de esa famosa dirección. El vecino de Sherlock Holmes y la Sra. Watson (el pobre John fue atropellado durante el cumplimiento del deber) es el nuevo detective de Londres: Frankenstein. No, no Victor Frankenstein, sino la terrible criatura inhumana mejor conocida como el Monstruo de Frankenstein. Además, piensa menos en Mary Shelley y más en Universal Studios. Es grande, verde, indestructible, y sólo se comunica con gruñidos. Lo ayuda su secretaria personal inescrupulosa y ladrona Friday. El dúo compensa su falta de fondos por resolver casos hurtando chucherías de las escenas del crimen. Cuando el detective más grandioso del mundo tiene una crisis de identidad, Frankenstein y Friday tienen la oportunidad de resolver un caso que pone su nombre en los periódicos. Mientras Sherlock cae cada vez más en el olvido, Frankenstein y Friday, entre tropiezo y tropiezo, consiguen cada vez más fama (mientras crece la cantidad de cadáveres). Por último, Frankenstein Detective Privado es ridículo. Es gracioso, es ridículamente gracioso, y si no eres un pesado con vacas sagradas de la literatura, no hay razón para no darle una oportunidad a esta historia. Además, las vacas sagradas suelen hacer las mejores barbacoas.