En 1907, cuando a&uacute;n resonaban las cr&iacute;ticas elogiosas que suscit&oacute; su obra cumbre &quot;Cantos de Vida y Esperanza&quot;, Rub&eacute;n Dar&iacute;o public&oacute; en Madrid su libro &quot;El canto errante&quot;, su&nbsp;&uacute;ltimo gran poemario y el&nbsp;libro que inicia las vanguardias hisp&aacute;nicas. El autor se distancia de su propia est&eacute;tica del Modernismo, dando un giro hacia una poes&iacute;a m&aacute;s sobria y coloquial, que ha de cultivarse durante el siglo XX. Aqu&iacute; radica su importancia pero, desafortunadamente, ha sido el menos estudiado y, por tanto, el menos conocido de sus libros.<br /><br />&quot;El canto errante&quot; incluye varios de los poemas m&aacute;s famosos de Dar&iacute;o, escritos y publicados en diferentes fechas, y se caracteriza por la variedad de metros y por las innovaciones po&eacute;ticas que introduce. Al mismo pertenecen, por ejemplo, sus poes&iacute;as: &quot;<i>A Col&oacute;n</i>&quot; (1882), &quot;<i>Momotombo</i>&quot;, &quot;<i>Salutaci&oacute;n al &aacute;guila</i>&quot;, &quot;<i>A Francia</i>&quot;, &quot;<i>Tutecotzimi</i>&quot;, &quot;<i>La bailarina de los pies desnudos</i>&quot;, &quot;<i>La canci&oacute;n de los pinos</i>&quot;, &quot;<i>Nocturno</i>&quot;, &quot;<i>Ep&iacute;stola a la se&ntilde;ora de Leopoldo Lugones</i>&quot; y otros poemas.<br /><br />&quot;El canto errante&quot; es una joya, una recomendaci&oacute;n esencial para los amantes de la poes&iacute;a.