En &quot;La luz que se apaga&quot;, la primera novela que public&oacute; el maestro Rudyard Kipling en 1890, ya est&aacute;n presentes sus temas y actitudes favotiras. Tras la parte inicial, reflejo autobiogr&aacute;fico de su ni&ntilde;ez desamparada, el relato discurre en Londres, &Aacute;frica y la India.Su personaje central es el pintor Dick Heldar. Enviado especial como dibujante por una agencia de prensa -las artes gr&aacute;ficas a&uacute;n no contaban con la fotograf&iacute;a-, conquista el &eacute;xito con sus dibujos del natural de la campa&ntilde;a del Sud&aacute;n. De vuelta en la metr&oacute;poli, cuando va a dar inicio a un cuadro que ser&aacute; su obra maestra, empieza a perder la vista como resultado de una herida de guerra.<br />&nbsp;&nbsp;<br />La parte de la narraci&oacute;n animada por los colegas periodistas de Dick, una cuadrilla jaranera y amistosa, contrasta con la poderosa descripci&oacute;n posterior de la tragedia del pintor que se queda ciego. Es una historia de sufrimiento e infortunio, pero tambi&eacute;n de amor y aventura. Intervienen en ella dos personajes femeninos: la ex compa&ntilde;era de internado, recuerdo de una infancia infeliz, y una modelo que posa para el pintor, mujer fatal que parece apoderarse de &eacute;l y conducirlo a la destrucci&oacute;n. Aparece adem&aacute;s en esta novela, acaso por primera vez en la literatura, la extra&ntilde;a hermandad de los corresponsales de guerra.