Novela para entender el imaginario dentro de un centro de desintoxicaci&oacute;n desde la alucinada vida de sus adictos. <b>&nbsp;</b><br /><br />Marco, el protagonista de la novela, es un alcoh&oacute;lico que habita un mundo desasido de todo tiempo &mdash;ni pasado ni presente ni futuro, m&aacute;s bien una regi&oacute;n yerma que ha ido avanzando poco a poco, devorando todo lo que alguna vez signific&oacute; una certeza o, peor a&uacute;n, cualquier forma de amor&mdash;. Entre los seres del universo de Vinicio encontramos al fofo director de Camino al Cielo, el Padrino, un ex adicto convertido en una especie de mes&iacute;as andino que al no haber podido salvarse a s&iacute; mismo, todo lo que le queda es tratar de salvar a los otros. Encontramos asimismo a Krosti, a &Aacute;ngel y a Angelito, al Psic&oacute;logo, al tera Jos&eacute;, al terapista Mauricio, a la Madrina y a dem&aacute;s personajes que hacen de esta novela un desesperanzador fresco social y existencial del fracaso humano. Entre las c&aacute;scaras negras del coraz&oacute;n de la miseria es posible descubrir que los hijos de puta no son tan hijos de puta, y, sobre todo, que los hombres y mujeres del mundo estamos malditos porque, en el fondo, podemos soportarlo todo.<br />Pero pese a que parezca que la vida no tiene caminos sino derivas, y que cualquier pensamiento de futuro crezca como un c&aacute;ncer hasta volverse un tumor negro y rutinario, y que solo pocos hombres est&eacute;n llamados a soportar m&aacute;s de un infierno personal sin volverse &laquo;ecos sin contenido&raquo;, los adictos de esta novela han decido aferrarse a la vida, a la posibilidad de encarnar una promesa que no les fue cumplida nunca. (<b>Christian Espinoza Parra)</b>