- Esta edici&oacute;n es &uacute;nica;<br />- La traducci&oacute;n es completamente original y se realiz&oacute; para el Ale. Mar. SAS;<br />- Todos los derechos reservados.<br />En &quot;Romeo y Julieta&quot; (1595-1596), la muerte est&aacute; presente de diversas maneras desde el principio. Pero es con el duelo entre Mercucio y Tybalt cuando realmente entra en escena e inicia esa toma de la ciudad a la que conduce la tragedia. No s&oacute;lo eso, sino que el hecho de que la primera v&iacute;ctima sea Mercucio, s&iacute;mbolo de la juventud y de la libertad, de la alegr&iacute;a de vivir y del gozo mismo del teatro, es tambi&eacute;n indicativo de qui&eacute;n es el objeto de este asalto a muerte: no los viejos, sino los j&oacute;venes, no la decadencia de la vida, sino su florecimiento, no el hast&iacute;o, la sequedad del coraz&oacute;n, sino su frescura, su deseo de amor. Tybalt mata a Mercutio; Romeo mata a Tybalt, hasta que, como sabemos, la muerte tambi&eacute;n ataca a Romeo y Julieta, y la &quot;hermosa Verona&quot; celebrada al principio se convierte en una tumba. No queda nada vivo salvo los viejos, cuya enemistad y ego&iacute;smo, y no el azar, han matado a los j&oacute;venes. Romeo y Julieta podr&aacute;n por fin estar juntos, pero s&oacute;lo en la cripta, con su amor congelado para la eternidad en las estatuas doradas que los verdugos levantar&aacute;n como recuerdo.