Antiguamente se ense&ntilde;aba en las escuelas que toda la Mente de un individuo estaba comprendida dentro de los l&iacute;mites de la Conciencia ordinaria, pero durante muchos a&ntilde;os esta vieja idea ha sido gradualmente superada por concepciones m&aacute;s avanzadas. Leibnitz fue uno de los primeros en promover la idea m&aacute;s nueva, y en promulgar la doctrina de que hab&iacute;a energ&iacute;as y actividades mentales que se manifestaban en un plano de la mente fuera del campo de la conciencia ordinaria. Desde su &eacute;poca, los psic&oacute;logos han ense&ntilde;ado, cada vez con m&aacute;s fuerza, que gran parte de nuestro trabajo mental se realiza fuera del campo ordinario de la conciencia. Y, en la actualidad, la idea de una &quot;Conciencia Interior&quot; es generalmente aceptada entre los psic&oacute;logos.<br /><br />Lewes dice: &quot;La ense&ntilde;anza de la mayor&iacute;a de los psic&oacute;logos modernos es que la conciencia no forma m&aacute;s que un peque&ntilde;o elemento en el total de los procesos f&iacute;sicos. A las sensaciones, ideas y juicios inconscientes se les atribuye un gran papel en sus explicaciones. Es muy cierto que en toda volici&oacute;n consciente, en todo acto que se caracterice as&iacute;, la mayor parte es totalmente inconsciente. Es igualmente cierto que en toda percepci&oacute;n hay procesos inconscientes de reproducci&oacute;n e inferencia; hay una distancia media de subconsciencia, y un fondo de inconsciencia.&quot; Y Sir William Hamilton afirma: &quot;No dudo en afirmar que aquello de lo que somos conscientes se construye a partir de lo que no somos conscientes; que todo nuestro conocimiento, de hecho, se compone de lo desconocido e incognoscible. La esfera de nuestra conciencia no es m&aacute;s que un peque&ntilde;o c&iacute;rculo en el centro de una esfera de acci&oacute;n y pasi&oacute;n mucho m&aacute;s amplia, de la que s&oacute;lo somos conscientes a trav&eacute;s de sus efectos.&quot;